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29 de junio de 2012

Chefburguer: Más que una buena hamburguesa nos apetece una buena mesa


Hay un precio que uno paga cuando un lugar es apetecido por todos, ese precio no es en pesos, es en paciencia y tolerancia.  A  veces da miedo regresar a lugares donde todo es tan bueno, porque el rumor correrá tan rápido que cuando vuelvas, ese lugar se estará adaptándo al caos que generó su popularidad.  Con Chef Burger  pasó lo que me temía.

El martes había quedado con tres amigas de ir a comer algo rápido antes de irnos a un bar de la  calle 9 cerca del Parque del Poblado,  bar que mañana sábado cierra para siempre porque se lo lleva el ensanche, construirán una calle y la sede de Acción Impro y de este bar serán un recuerdo. Volviendo al tema de la comida, llegué  con Carolina a Chef Burger y Paula V y Ana estaban sentadas en el lugar que hasta hace poco era el espacio donde la gente esperaba por una mesa libre, habían  puesto dos mesitas de lo más incómodas, incluso mi silla bailaba como mecedora, ya con eso me indispuse, porque una de las cosas increíbles de este lugar, aparte de las hamburguesas, es que está al lado de una quebrada en una callecita cerrada, detrás de Carulla de la Avenida del Poblado, en la calle 11A, donde escuchas el paso del agua por entre una vegetación verde relajante, y ahí estábamos nosotras al lado de la vegetación de dos camionetas blancas.

Este es el salón de Chef Burger en la calle 11A detrás de Carulla. Foto página Facebook

 Solucioné el tema de la silla coja agarrando un puf  rojo que vi por ahí a la mano. Mis amigas me  habían pedido una hamburguesa  mexicana que trae 150 gramos de carne de res, guacamole, queso cheddar, cebolla frita y  jalapeños, además en unas copitas viene una porción de chili con carne y otra de pico de gallo. Todas las hamburguesas vienen con una guarnición para elegir, papas a la francesa, papas rústicas o ensalada, pero parece que las preferidas son las papas rústicas que vienen en un recipiente en forma de cilindro forrado por un papel con impresión de periódico. La carne de la hamburguesa, te aclaran en la carta, se sirve a termino medio pero  si la quieres más asada, tienes que advertir. Como mis amigas hicieron mi pedido mientras yo iba en camino, no alcancé a decirles que la quería más asada pero es tan rica esta carne que viene perfectamente sellada por fuera y adentro es  muy suave, si no la mirás no te das cuenta que está tan cruda.
Hamburguesa mexicana con papas rústicas. Foto Paula Vélez

Ana  pidió un choripan que cuesta $9.900, pero lo compartió con Carolina porque era mucho para ella y Paula V pidió la hamburguesa clásica con queso que cuesta $11.500. En Chef Burger  como en pocos lugares en Medellín se puede hacer refill de las gaseosas. Algo que le vendría bien a los resturantes de hot wings las alas están sobrevaloradas

En  Chef Burger todas las mesas tienen salsa de tomate, salsa para carne y una mostaza que esta riquísima,  la probás y sentís que es demasiado amarga pero al segundo siguiente el sabor cambia y se vuelve más dulce. Está perfecta como aderezo para las papas. Además la carta tiene una propuesta de hamburguesa para vegetarianos, se llama veggie y trae un champiñon portobello a la parrilla, berenjenas y tomates asados.

Salsas adicionales Chef Burger. Foto Paula Vélez

Cuando desocuparon una mesa le pedí a la mesera que nos dejara cambiar. Era una mesa más larga, con iluminación y tenía dos bancas tapizada donde entran incómodas tres personas  a cada lado, y comodos dos de cada lado, nosotras eramos cuatro pero la mesera nos respondió:" Es que me regañan porque es una mesa para grupos más grandes". Pero si no hay nadia esperando le dije, se rió y se fue.  Al rato entraron tres chicos y los acomodó en la mesa para seis, cuando le pregunté porque a ellos si los dejó, me contestó que ellos esperaban a más gente. Me reí, porque yo soy mujer y a cuatro tipas les decís que no, pero a tres hombres no te atrevés. Los tipos recién llegados comieron y se fueron, nunca llegó a esa mesa nadie más  y  la mesera al verse descubierta nos dijo: "Tarde, pero les conseguí una mesa". Ya nos habíamos muerto de frío donde estábamos y perdido la movilidad de la zona lumbar.  Más allá de la anécdota , por el bien del restaurante, con buena onda se los digo: a ningún cliente le gusta que le digan que no puede usar una mesa por las razones que sean, inventen algo, que está reservada, que alguien murió ahí y están honrando su memoria, pero por favor, no le digan nunca a un cliente que no se puede sentar en X mesa sobre todo si lo tienen en una mesa que se nota que es de emergencia.  Es muy humillante.  Las meseras de Chef Burger son todas mas buenas que la perra Lassie pero tanta verdad no es buena. Hay que tener tacto.

Nuestra mesa, aislada de todo.  Foto Paula Vélez

Así que muertas de frío e incómodas decidimos hacer corta la experiencia en uno de mis lugares favoritos de hamburguesas. Me hubiera encantado pedir el postre milonga flor de Jamaica o tomarnos una cerveza, pero preferimos pedir la cuenta que por dos hamburguesas, un choripan y cuatro gaseosas fueron $46.100 con la propina incluida.  Volveré a Chef Burger porque me encanta la comida y la atención, pero si voy a tener que hacer cálculos de que día  y a que hora es conveniente ir para que te toque una mesa en el salón y poder comer feliz semejante hamburguesa

27 de junio de 2012

El happy hour de MacCafé

Hacia mucho calor, pero no me importaba, yo quería tomarme un café, así que le pedí a Santiago, un amigo, que me acompañara a MacCafé, cuando iba a pedir el cappuccino mocca que siempre pido, la chica que atendía nos dijo que había happy hour, así que pagábamos un café y recibíamos otro, me emocioné, pero me duró menos que menos la dicha, cuando mi querido amigo abrió la boca y dijo: “Ah bueno, entonces dale el cappuccino a ella, y a mi dame dos smoothies de mango y durazno”. What??? Sí, el tipo no toma nada caliente, así que se supone que pagaríamos lo que íbamos a pagar sin saber que había happy hour y yo me iba a tener que tomar dos cafés enormes. No era negocio para mi cuerpo el meterle una doble porción de un espresso doble con salsa de chocolate caliente, espuma de leche y cacao.  Pero Santi, educado por una madre como la de todos, enferma por las promociones del Éxito, donde se llevan paquetes de cocas plásticas que no necesitan, sólo porque pagas una y llevas ocho, se fue a la mesa con sus dos smoothies. No pudimos hablar de nada porque el pobre se la pasó tratando de digerir el alto contenido de azúcar de su vaso, tanto que cuando iba en la mitad del primer smoothie, le tocó pedirle a la chica que le echara agua ,  así que el segundo lo dejó en la mesa sin tocarlo.  Esas son las pequeñas revanchas que me da la vida, eso le pasó por no compartir conmigo el happy hour.


Smoothie de mango y durazno. Foto Macdonalds
Sé que MacDonalds es como Ricardo Arjona, todos lo odian, pero hay quien lo escucha en secreto, A mi no me da pena decir que voy, tengo razones que no tienen que ver con la hamburguesa, pero eso lo cuento en otro post. El tema es que MacCafé me gusta mucho, al menos acá en Colombia hasta en ese lugar tomás buen café. El MacCafé de la avenida del Poblado, al lado de Oviedo, es el que más me gusta porque está medio separado  del MacDonalds, lo que te aísla  de ese olor a grasa tan característico del restaurante de comida rápida más popular en el mundo. El  local de Laureles no tiene la ventaja  de estar separado pero tiene una terraza en el segundo piso,  de por lo menos 100 mts cuadrados, donde  no tenés el ruido de los niños en los jueguitos ni el griterío de los adolescentes.


Arriba del MacCafé está la terraza, si llueve o hace mucho sol abren las sombrillas

Después de mi frustrado happy hour con Santiago, regresé con Carolina mi amiga  para asegurarme de que las dos pediríamos lo mismo, pero nos enteramos que el happy hour es de  lunes a jueves, de 3 a 5 de la tarde,  Caro cumple horarios de oficina, así que nunca le tocara el happy hour, que parece ideado para amas de casa, desempleados, estudiantes y ese grupo  selecto que maneja su tiempo. No, no estoy en ese grupo, estoy en el de los desempleados.


El cappuccino mocca cuesta $4.600



Como nos gusta tanto el MacCafé y hasta una promoción es buena excusa para pasar un rato con una amiga, nos tomamos dos capucchinos mocca y compartimos una porción de chesscake de frutos rojos y un palito de queso. El café estaba rico y el cheesecake estaba suave, y nada dulce, el palito de queso, pues lo de siempre con esos palitos,  te quitan el hambre pero no te cambian la vida, los sacan de la vitrina, les dan un golpecito de horno y te lo comes y seguís tu vida. Nada memorable. Por los dos cafés, el cheesecake y el palito de queso pagamos $17.000.


Ya saben, si por alguna razón están libres de 3 a 5 de la tarde de lunes a jueves, supongo que los festivos no aplica, pueden darse una pasadita por MacCafé, el happy hour solo aplica para las bebidas sean frías o calientes, eso si no pidan Smoothies, a no ser de que tengan más tarde un examen de curva de glicemia.

26 de junio de 2012

Crispino: Comiendo como adulto contemporáneo


Sabés que entraste en la categoría de adulto contemporáneo  cuando con tus amigos desechas un sábado a la noche, una cantidad de lugares para comer y te vas  directo a Crispino Pizza y Pasta. Este restaurante queda en una esquina de la carrera 70 con Circular Primera frente de la UPB ( Barrio Laureles).  Crispino no tiene un aviso afuera que te indique que es un restaurante y las mesas exteriores están camufladas por unas enredaderas que llevan más de 15 años echando raíces.   Pueden pasar los años y el local es el mismo, como una casa de algún pueblito italiano indiferente al paso del tiempo. Los  manteles son beige y naranja con un caladito de cuadros como si hubieran sido puestos allí por una abuela, pero lo mejor de esta escenografía son los meseros,  esos meseros de profesión que llevan corbata negra sobre la camisa blanca.    Este sábado no estaba Salvatore Crispino, el dueño,  un italiano conversador que va de mesa en mesa saludando. Yo había sugerido que pidiéramos de entrada carpaccio   pero  a una de mis amigas no le gusta,  así que cambiamos por el jamón serrano que viene acompañado de zucchini  y berenjenas al escabeche y de una porción de pan artesanal hecho por el dueño, del que uno podría comer sin parar.  


Entrada de Jamón Serrano $16.000




Berenjenas y Zucchinis en escabeche que acompañan la entrada de jamón serrano

Pan hecho por Crispino, caliente y con mantequilla es perfecto


Carolina  y María pidieron  pizza de tamaño personal,  María pidió una mixta que traía tocineta , champiñones y queso, y Carolina una hawaiana. Las pizzas son bastante grandes, de hecho ninguna la terminó, perfectamente se puede compartir entre dos. María dijo que estaba muy buena pero que se acuerda que antes le sabía mejor, creo que le pudo la nostalgia, ese lugar de la memoria donde todo siempre fue mejor.

Pizza personal mixta $ 14.800

Yo pedí media porción de lasagna mixta de carne y pollo y Mauricio, un amigo que llegó más tarde, se pidió solo una entrada de jamón serrano como la que habíamos comido antes.  Con la cantidad de platos que tiene  la carta y yo siempre pido la misma lasagna, es que me gusta  porque   la pasta es tan suave que  se funde con el pollo, la carne y el queso, Así que no soy capaz de ir a Crispino y no comer lasagna aunque me tienta mucho pedir los ravioles de cangrejo.  La media porción  de lasagna cuesta $14.600  y la lasagna entera, que supongo debe ser para alguien con demasiado apetito, vale $19.500

Media porción de lasagna mixta

El lugar, que cuando llegamos estaba medio vacío, se lleno por completo, en la mayoría de las mesas había familias y clientes con cara de fieles seguidores de Crispino.  Cuando pedimos la cuenta, nos gustó que incluyeran las dos horas de  parquímetro, hay una persona del restaurante que se encarga de pagar el tiquete según el tiempo que estés y luego te lo incluyen en la cuenta. El total de la cuenta fueron $115.500 con propina incluida,  un promedio de $29.000 por cada uno. Crispino Pizza y Pasta es un clásico de la ciudad, si les gusta la comida italiana, se los recomiendo, eso sí, si lo que quieren  de este tipo de restaurantes es  que sea fashion y ver gente para saludar, no es el sitio, porque seguro que entre tanta plantas enredaderas y lo tranquilo de la zona, lo más seguro es que nadie se de cuenta que saliste a comer y pierdas un poco de popularidad. 

25 de junio de 2012

Choripán de lujo


Tantos que nos fuimos a Argentina a estudiar, tantos que volvieron, tantos que nos quedamos muchos años  más pero igual estamos de vuelta, era obvio que algunos  colombianos iban a traer la receta del choripán y volverlo algo de moda. En Bogotá sé que hay varios locales como I Love Choripán, y en Medellín sé de locales dedicados a este plato al paso. Ni el más optimista choripán   argentino  se habría imaginado el escenario medio glamuroso donde ha sido puesto. En Argentina la vida del choripán común y corriente transcurre en la cancha durante un partido de fútbol, o en la costanera sur de Buenos Aires  en uno de los tantos carritos que venden  carnes a la parrilla y en  donde uno, ahí paradito, agarra su choripán y se sirve el chimichurri  o la salsa criolla (picado de cebolla, pimentón rojo y verde,   tomate y aceite de oliva) o  le echa  ketchup ( salsa de tomate para nosotros) y mostaza marca Savoy.






En Medellín esta especie de perro caliente gaucho se come en  La Choripanería o en Choripán Cerveza y Rock , a este último he ido tres veces, queda en  la carrera 43B No. 8-58 a media cuadra  del Parque del Poblado, exactamente donde quedaba hace algunos años la pizzería Piccolo. El letrero del local está hecho en fileteado argentino y las mesas están ploteadas con un collage de imágenes en las que se ven los íconos de esta cultura desde Gardel hasta la entrada de algunas de las estaciones del subte. Mientras esperas que llegue tu pedido podés escuchar  puro rock argentino.  Me acordé de  estar mordiendo un choripán y escuchando una canción de Los Piojos (que me inspira para hacer un striptease). Tan solo - Los Piojos A ese lugar le debo el descubrir que comer y escuchar a Los Piojos al mismo tiempo me vuelve loca.



Foto de la página de Facebook de Choripan, Cerveza y Rock

La primera vez que estuve en Choripán, Cerveza y Rock , un amigo, que había vivido en Buenos Aires, dijo  que el sabor no era igual al choripán argentino. Obvio.  Cuando yo comía comida colombiana en Argentina hecha por colombianos no me sabía a bandeja paisa hecha acá, pero era un sabor que se acercaba bastante, al menos desde la nostalgia. El choripán en Argentina viene abierto en mariposa sobre una especie de pan francés, acá  usan un pan es más suave, como el artellano que venden en Carulla, El chorizo me supo a chorizo hecho a la parrilla, no se si argentino o alemán,  ya hemos tenido estos debates antes en el blog ¿La palabra chorizo es argentina?

Choripan con bastante salsa criolla y en pan francés

En Choripán, Cerveza y Rock podes pedir el choripán solo que cuesta $9.000  o en combo que trae papas, cerveza o gaseosa y valen desde $11.500.   Otros combos vienen con choripán con tocineta o choripán con queso. En la mesa te ponen chimichurri, que se la banca como un rey, es decir que está bastante bueno,  y hay una cosa que los argentinos no soportarían, pero que acá parece ser indispensable para comerse un choripán: Salsa TABASCO, para los argentinos un pimentón es  de por sí algo heavy de picante, donde les pongas un tabasco para echarle al choripán te matan, sin vueltas,  te matan.


Foto de la página de Facebook de Choripan, Cerveza y Rock

En Choripán, Cerveza y Rock la iluminación es medio penumbra y la música está a un volumen muy alto, sé que algunas noches hay show en vivo, así que  tratan de crear una atmósfera  de bar pero para los que van solo a comer se nos complica ver la comida y toca hablar fuerte o por señas.

La última vez que fui,  una amiga se negó a comer porque era un viernes y ella dice que queda toda la noche oliendo a chorizo y ustedes saben esas regresiones que uno tiene con este embutido. Si esa noche querés levantarte a alguien no es buena idea el choripán, aunque se les puede recomendar a los dueños del local que tengan en los baños un dispensador de enjuague bucal de menta.

21 de junio de 2012

Voy a poblar el mundo de tartas


Estaba feliz. Me sentía como una mamá a la que su hijo por fin le acepta que le eche en la lonchera, fruta, proteína y nada de dulces. Y tenía por qué estar feliz, dos de mis amigas habían decidido comprarme tartas quiche lorraine para llevar de almuerzo a la oficina. Una de ellas, María, se niega a cargar para el trabajo lo que normalmente se come en su casa, dice que detesta los almuerzos empacados con mucho arroz, salchichón, albóndigas y hasta sopa que se ve en la mayoría de las “cocas colombianas”.  Lo más extravagante que María  empaca de almuerzo es pasta. Cuando la llamé al mediodía para saber como le había ido con  la tarta me respondió sin pudor alguno, que le había parecido poco para el almuerzo, así que había llevado pasta y que la tarta se la iba a comer en la noche porque era más liviana.  What??


Quiche Lorraine . $7.500. Imagen prestada pero me queda igualita.


La tarta quiche lorraine,  es una preparación de la comida francesa, tiene un masa brisée que me resulta muy pesada, porque es consistencia como de galleta arenosa, así que la masa la hago  con harina, agua y aceite de oliva y para el relleno  uso tocineta ahumada, queso gruyere y una especie de flan salado que liga estos dos ingrediente: leche, crema de leche, yemas y mi ingrediente mimado: la nuez moscada.  Me dí cuenta que lo que hace María criticando las demás cocas, es pura pose, ella quisiera poder sentarse sobre su coca plástica para que pueda entrar la mayor cantidad de arroz y de sudado posible, pero le parece más cool sacar una triste pastica.  Ella come como camionero pero es un camionero snob.



Masa para tartas. Foto desde mi pésimo blackberry

Volviendo a mis tartas, si las acompañas con una ensalada de hojas verdes, tomate, cebolla y una vinagreta limón, es un almuerzo del carajo.  Sé que resulta difícil cambiar de menú, pero a veces agradeceríamos seguir el resto del día trabajando y con el estómago liviano, no con todas las neuronas ocupadas en hacer  la digestión.



Tarta caprese: albahaca, tomate cherry y queso mozarella. Lista para ir al horno. Precio $6.500


Las tartas las seguiré vendiendo, la tarea es convencer a  las personas ccomo  María de que algo comprimido, con ingredientes frescos y preparados al horno también puede cumplir la función de nutrir y de llenar, si eso es lo queremos. No se trata de dejar el seco con tajada de maduro como opción única de toda la semana, con este tipo de comidas podemos serle infiel  al menú ejecutivo una vez a la semana.


Había hecho la lonchera para mis amigas como lo hace una mamá, así que toda digna le dije a María: si no te la vas a comer en el almuerzo, devolvémela, no quiero que una de mis quiche lorraine esté paseando por todo Medellín sabiendo que tienen una madre que la recibe con amor.  Ella prometió que hoy almorzaría tarta, les contaré después con que me sale esta vez.  Por lo pronto me iré a monitorear a Carolina, otra amiga a la que le empaqué tarta de atún, que si les interesa vale $7.500 y es la única que la nutricionista me permitía comer hasta tres veces por semana.

20 de junio de 2012

chihuahua: cuando se tiene hambre hay que ir a la fija



Porque no es pretencioso, Chihuahua es uno de mis lugares favoritos de comida mexicana. Comenzó en un local en el Mall la Platea, en la 33 con la 79. Y aunque ese mall tiene cinco locales más que compartían las mesas,  la mayoría de la gente  iba por comer en Chihuahua. Hace un año se mudaron para  el Mall La Gran Vía, cerca de La Mota, y desde entonces en  el Mall La Platea espantan.

Burrito y tostada. Foto tomada de la página en Facebook de Chihuahua

 Chihuahua  tiene una carta con la mayor cantidad de combos jamás vistos,  llega como hasta el  número 20 , y alguno combos tienen subdivisiones, como el que casi siempre pido, el 15A que trae   un burrito, una tostada ( un taco abierto de tortilla crocante) y una gaseosa,  que vale $12.800,  los demás combos o son más baratos o no pasan de los $15.000.  Su plato estrella son las puerquitas,  unas arepas pequeñas de mote, rellenas de chicharrón, pollo, queso y guacamole. 

Puerquitas. Foto tomada de la página en Facebook de Chihuahua



En cuanto al sabor,  con  la imitación que hacemos de la comida mexicana donde todo es mucho, pasado en salsas y mucho otra vez, Chihuahua es bastante aceptable, no tiene exceso de sabores ni de cantidades y tiene una minibarrita en el mostrador con jalapeños, ají picante, ají dulce y salsa picante para que se sivan a su gusto. La atención es buena, te paras en el mostrador, pides, pagas y en 10 minutos, no más de eso, ya tienes tu plato.


Combos. Foto tomada de la página en Facebook de Chihuahua

Chihuahua es de esos lugares que arrastran su clientela para donde va,  mis amigas y yo le pegamos el viaje hasta La Mota por lo menos una vez al mes, y creánme desde que llegó a la Gran Vía ese mall tiene más visitantes.  Eso sí no es para chuliar como salida de viernes o sábado, es para ir un domingo en chanclas o un día de semana que te dio pereza cocinar,  No se quieran pasar de vivos  si están de conquista y  lleven a su levante a comer a Chihuahua antes de la rumba o el cine, porque el ambiente es eso que les dije, de plazoleta de comida, con sillas metalicas frías, televisores en cualquier partido de fútbol extraño y niños corretiando por ahí. 

18 de junio de 2012

Todo Fresa sin color


Llevábamos varias horas viendo vitrinas en  el Centro Comercial El Tesoro y nos dio ganas de sentarnos en algún lugar y comernos un pedazo de torta y un café, pero era tanto el calor que lo único posible era tomar algo frío. Fuimos a Todo Fresa, en una de las tantas plazoletas de comida que tiene El Tesoro,  los productos de panadería tenían buena cara, los croissants de espinacas y queso,  los muffins  de puerro, tocineta y champiñones y los palitos de queso,  pero la repostería tenía muy poca onda, puede ser porque era domingo de puente y ya habían agotado las reservas. . El brownie era un pedazo de cuadrado negro recubierto por una pesada capa de chocolate más negra todavía,  lo miré y dije: una vez que lo coma el viaje a la culpa por una futura diabetes no tiene retorno. En otra vitrina estaban los postres, todos de un color crema que no te hacen sentir ganas de nada: Isla flotante, milhojas, etc,  lo más colorido era un pedazo de fresa que dormitaba despojada sobre una porción de cheesecake.



Foto tomada de la página oficial de Todo Fresa


Eramos cuatro amigas: una pidió un smoothie de fresa y mora  en un vaso  grande y según ella, no estaba tan dulce y era  perfecto para quitar la sed.  Con Ana, otra amiga, compartimos una mini torta de zanahoria  y nueces y pedimos dos granizados de fresa.  La torta estaba rica, suave por dentro, con la medida justa de nueces, nada dulce.  Mi otra amiga pidió algo con menos onda que un renglón: una botella de agua y una galleta de avena,  ajonjolí y pasas.

En cuanto a precios me pareció que se medio van de lo normal a lo carito: por los dos granizados en vaso pequeño  y la minitorta pagamos $14. 600, la mini torta era del tamaño de una cupcake pero hecha en esos moldes que dejan un hueco en el centro, o sea menos que una cupcake.  El smoothie  de María costó $7.500,  del agua y la galleta no pregunté porque no vale la pena sumar, no pidan esas cosas si van a salir a tomar el algo. Agua y galleta coman en la casa.

Para tomar algo al paso entre compras y antojos de ropa está bien. Lo que  yo no haría  es  citarme En ese Todo Fresa  con alguien a tomar un café, porque el local sólo tiene tres mesas y si están ocupadas te toca sentarte en la zona general del centro comercial, que es amplia pero donde se mezclan los olores de todos los locales de comida.  Aunque hay dos locales más  de Todo Fresa en el Tesoro y en otros centros comerciales para la gente que es fanática de la comida al paso. 

15 de junio de 2012

Mundo Verde

Foto tomada de la página en Facebook de Mundo Verde

Una vez vi a Camilo Villegas entrar a Mundo Verde, fue a finales del 2009 y  en ese entonces Camilo era Camilo, hablaban de él todos los días en la sección de deportes y en la de farándula de los noticieros, así que dije: si él que es tan golfista y tan cool come ahí, yo también. Me tardé dos años y medio en entrar a Mundo Verde, pero logré pisar un lugar donde estuvo  nuestro deportista orgullo. Obvio que no entré por  Camilo, siempre tuve curiosidad  por saber cual era la oferta de comida de este lindo lugar que queda en la Vía Primavera en el Poblado.

Una amiga me había hablado de la sangría de lychee  que vendían ahí, y en estos días de noches de calor fuimos, la terraza estaba llena así que nos tocó una mesa adentro que lo único que tenía de malo era la mesa de al lado, cinco mujeres, enloquecidas por hablar al mismo tiempo.

La carta tiene muchos platos, tantos que es difícil decidirse en 15 minutos.  De entrada pedimos unas brochetas crimini que eran unos hongos crimini asados a la parrilla con jamón serrano y un poco de aceite de oliva. Estaban muy ricos y jugosos. De comer pedí un wrap de roast beef y de acompañamiento puedes elegir ensalada o papas chips, yo escogí las papas porque si me iba a comer algo que tenia tomate y lechuga, no iba a pedir lo mismo en el acompañamiento. Mis amigas pidieron la ensalada.  El wrap además del roast beef traía queso sabana, tomate, aguacate, lechuga y la salsa Mundo Verde.  Las papas me parecieron muy aburridas para la propuesta de comida sana, porque son como las papas de paquete marca Maravilla.  La salsa Mundo  Verde tienen mucha presencia de sabor de mostaza, le faltaría un toque de hierbas y además se la echan al wrap y te la dan de aderezo para la ensalada y las papas, así que te saturas con el mismo sabor.


Foto tomada de la página de Mundo Verde en Facebook

Lo mejor fue la bebida, yo pedí un jugo que se llama verde hecho con maracuyá y yerbabuena, se los súper recomiendo, otra de mis amigas pidió el que se llama rojo y es mora y fresa y  otra amiga pidió de mango, banano y jengibre. 

Al final pudimos conseguir mesa en la terraza y aislarnos de la conversación de las cacatúas pero cuando ya estábamos dispuestas  a enfiestarnos con la famosa sangría de lychee nos dijeron que ya iban a cerrar, eran las 10 y media de la noche  de un miércoles.
Tengo muchas ganas de volver porque la carta tiene ensaladas que me muero por probar como la rosada con salmón, confitura de agraz y tostados de arroz y la  ziruma que tiene variedad de lechugas, pollo, confitura de mora, queso azul y nueces.

En cuanto al precio ya entendí porque siempre está lleno,  la cuenta fueron $100.000 con la propina incluida, y éramos cuatro, $25.000 por persona, por una entrada compartida, una bebida y un plato fuerte en un lugar lindo y donde sentís que cocinan con amor, es todo un regalo.

14 de junio de 2012

Mi versión del ceviche peruano




Por las noches tengo más onda para cocinar, así que ayer hice  mi versión del ceviche de pescado peruano que me enseñó a preparar Zenaida, ella es peruana y cocina como los dioses, así que cuando iba a ayudarme con el aseo en la casa en Buenos Aires, yo le tenía listo los ingredientes y ella aprendía a cocinar comida colombiana y yo peruana. Extraño a Zeni.  Bueno ahora si con la receta,   Lo primero que hago es cortar la cebolla en plumitas, o sea manteniendo la forma de la cebolla pero muy delgadita, a mi me gusta la cebolla morada porque le da un color divino al plato.


Esta vez no me fue muy bien porque estaba morada por fuera pero cuando la corté se veía  muy blanca.  Empiezo con la cebolla antes que con el pescado porque una vez cortada la lavo con agua y la estrego con sal, si como si fuera ropa, y vuelvo y la lavo y vuelvo y la estrego como tres veces, así se le quita ese excesivo sabor a cebolla .

Después pico cilantro y un poquito de ají peruano, gracias a que en el Éxito encontré este paquetico de variedad de ajís  que valen como $3.500 y me sirve para hacer causa limeña, papas a la huancaína, aji gallina, mejor dicho todo un hallazgo. La  foto es un tanto chota pero es que las tomo desde el blackberry y es fatal, pero ahí iremos mejorando.

Lo mejor de la comida es obvio que el sabor pero los colores a mi me matan, por eso si la cebolla está bien morada, el cilantro bien verde y el ají es rojo o amarillo,ya tenés un lindo plato.

Esta vez usé filete de corvina, pero lo pueden hacer con cualquier tipo de filete: de mero, merluza, etc dependiendo del bolsillo. Corté el filete de 250 gramos en daditos e inmediatamente lo bañé con mucho limón para que se cocine ahí, no le eché sal porque lo endurece, y lo metí a la nevera como 15 minutos. No me gusta que se cocine mucho más de eso porque se  empieza a deshacer.




Después le saqué el exceso de limón al pescado, le eché los demás ingredientes y sal. Está bueno acompañarlo con papa cocida partida en rodajas gruesas , también con un maíz hervido o tostado que sólo he visto en Perú.  Pero como me daba pereza ponerme a cocinar papas me lo comí sin ninguna guarnición.



Para los días de mucho calor, este plato viene perfecto porque es fresco y nada pesado. Eso sí,  no lo ofrezcan sin acompañamiento porque a la media hora les están preguntando que cuando sirven la comida en serio.

13 de junio de 2012

Para variar en la coca


 



No quería dejar pasar esta reseña, así que una vez que me embutí la lata de atún les escribo sobre la  experiencia con este atún jalapeño.  Lo ví ayer en el supermercado y aunque la marca se me hizo medio desconocida, el hecho de que tuviera jalapeños me tentó, como soy muy perezosa para el almuerzo, siempre agarro lo que me quede más fácil, no sé, es  la comida del día a la que más me cuesta ponerle onda y casi siempre dejo  pasar las horas y cuando ya estoy en estado de atracón bulimico quiero comer inmediatamente, así que hice unos espaguetis, le vacié la lata y  le agruegué un poco de queso parmesano y listo. 


Este atún es una mezcla de trocitos de zanahoria y de jalapeño con algo de atún y bastante aceite. Yo le saqué el aceite, y aunque cuando abrí la lata, pensé que iba a ser un fraude total,  no estuvo tan mal, no es muy picante, al principio sentís el sabor del jalapeño pero  hace como 20 minutos que terminé de comer y no me pica la lengua. 

Se los recomiendo a los que están aburridos del mismo sabor del atún en la coca para el almuerzo, esos sí, una lata da apenas para una porción porque no es que traiga mucho atún.  En el supermercado está a $3.000  y si son como yo, que evito las salsas como la mayonesa y la de tomate en la pasta, rociénle un poquito del aceite del que trae la lata y unas dos cucharadas de queso rayado y tienen un almuerzo de oficina,  rápido y barato.

12 de junio de 2012

Las alas están sobrevaloradas


Jugaba  la selección Colombia  de fútbol y queríamos ver el partido en un lugar que no estuviera lleno de señores energúmenos que se paran cada segundo, se tocan la cabeza y emiten ruidos de desaprobación por las jugadas, tampoco un lugar de puro culicagado sin un peso que la rema dos horas con una cerveza y tirando crispetas por todos lados.  Se nos ocurrió que Sport Wings zafaba y como el que queda en  Piazza Bella  subiendo para el Tesoro tiene una linda terraza, estaba bueno pasar la tarde ahí.  Eramos dos parejas y pedimos un combo que valía $69.900, o sea $70.000. Traía 24 alitas, 4 aros de cebolla, 4 dedos de queso, 3 costillitas BBQ y una porción de papas. No se había acabado el primer tiempo del partido y ya nos habíamos comido todo, pero no sé por qué seguíamos con un pequeño hueco en el estómago, así que pedimos una porción de dedos de queso , que traía 4 y vale $9.900 o sea $10.000. Punto aparte merece la salsa de maracuyá con la que vienen acompañados estos dedos. Es lo más rescatable del lugar, porque es una mezcla entre agrio y picante que con el apanado y el queso sabe rico.
 El combo no incluía la bebida, y como hacia un calor insoportable y era tarde de fútbol, cada uno nos habíamos tomado dos cervezas.  La cuenta total, incluida la propina fue de $132.000. O sea $33.000 por persona.


piazza bella
Imagen de la página de sportwings

Yo he ido a tres de lo más populares restaurantes de alitas de Medellín (Sport Wings, Hot Wings y Western Wings)  y hagas la ecuación que hagas no sales pagando menos de 25 mil por persona para una comida que por lo menos yo elijo para no pensar en que comer, sino en mantener el cerebro y la boca ocupada.Cuando la ves servida te parece mucha comida pero  seis alitas de esas, en gramos deben equivaler a un filete de pechuga, las papas son para compartir y engañan y la famosa salsa de queso en Hot Wings te la racionan y cuando pedís más te dan una literal untada y en Sport Wing es muy liquida. Además en la mesa está  el rollo de papel para limpiarse la salsa de la boca, los guantes plásticos, la bolsa para los huesitos, el papel absorbente debajo de las papas, y salsa y salsa y todas las salsas. Eso sin contar con la decoración excesiva de este tipo de lugares, todo esto para decirles que la mega producción de estos restaurantes es hacer que todo se vea abundante, sin serlo.

En Sport wings los combos vienen sin incluir ni una sola bebida, si tenés en cuenta que las papas, la salsa de queso y las salsas te deshidratan, no salís de ahí con una sola cerveza o una gaseosa, casi siempre repetís.también tienen un combo que vale  $44.900  o sea, $45.000 y trae 24 alitas en pelota, es decir sin papas, sin zanahoria, sin apio.

 En  la mayoría de los locales especializados en alitas picantes  hay más platos para elegir como tex- mex, asados, ensaladas césar, pero yo cuando voy es porque quiero volar en altas calorías y en picante. Así que ni miro las otras opciones.


http://www.hotwings.com.co/components/com_virtuemart/shop_image/product/Alitas_4bd74ee3e86de.jpg
Imagen tomada de la página de Hot wings
 Las alas están sobrevaloradas porque se pusieron de moda y  hasta un restaurante vegetariano las quiere incluir en su menú, pero en mi caso, como ya les dije,  como ahí cuando tengo ansiedad oral y no me importa nada de nada, ni los triglicéridos, ni las calorías de más, ni  el colesterol alto ni la cuenta, pero no son una cosa para todos los meses, porque caen pesado al cuerpo y al bolsillo 

11 de junio de 2012

¿La palabra chorizo es argentina?


 En Argentina yo  vivía a tres cuadras del Shamrock en el barrio de Recoleta, pasaba por ahí casi todos los días cuando iba al gimnasio, desde el lunes hasta el domingo había siempre gente en el pub, la mayoría extranjeros,  Hace muchos años, cuando recién llegaba a Buenos Aires, estuve de rumba ahí, era un pub oscuro, con buena música, un tanto ensordecedora y donde te echaban los perros  tipos europeos de países bajos y yankies con su fastidioso español.  Así que cuando vi el Shamrock del barrio Provenza, en el Poblado me dio nostalgia y entré con unas amigas.  Tenía el mismo logo del de Buenos Aires, pero no era tan oscuro ni tan encerrado,  La música muy buena pero con volumen de radio de vigilante. No sé si porque era un domingo de puente pero sólo había una chica que atendía la barra, las mesas y administraba y  una señora que se encargaba de los pedidos de la cocina. Había varios extranjeros, supongo que por ser una zona donde hay varios hostales.  Pedimos una jarra de clericot de Mendoza, así aparecía en la carta,  cuando le dije a la chica si tenía clericot me miró  con cara de: uy me fijo en internet como se prepara y seguro que algo saco. Nos arriesgamos a pesar del gesto de ella, y el riesgo fue fatal. El clericot es una bebida que se hace con vino blanco o con vino tinto frio, se toma sobre todo en verano, ¿la diferencia con la sangría? Ni idea, el que sepa donde está el limite de ambos tragos que me diga. El tema es que el clericot lleva manzana verde en trozos, piña, algunos frutos rojos y hasta el jugo de una naranja, hay quienes hasta le meten un poco de kiwi.


Esta es la fachada del Shamrock de Buenos Aires
Este es Shamrock Medellín en la carrera 35 No 8A 11


 Imagínense que están en una mesa afuera donde se escucha el sonido de una quebrada, ves un bosque tupido, es una calle cerrada así que no ves pasar carros y hace un calor de 30 grados a la sombra a las 10 de la noche,  lo único que falta es tu jarra de clericot cargada de hielo y colores y en cambio ves venir una jarra anémica con el color amarillo del vino blanco, el pálido de la manzana verde y una que otra piña  blancuzca, ahí te querés morir, encima vienen la jarra acompañada por  unas copas bajas como esas de ensalada de frutas, llena de trocitos de manzana verde , como si no entendieran que la idea de la fruta en el vino es que ésta lo absorba el mayor tiempo posible antes de llegar a la copa. La fruta servida en la copa para ser bañada con el vino, es muy,  muy sin sentido.


Echada al dolor, yo más que mis amigas, nos tomamos ese clericot, y sin escarmentar pedimos algo para picar. Ese día yo estaba reacia  a escuchar mi sentido común: Paula no comas en un bar y mucho menos  si solo hay dos personas encargadas del lugar. Pedimos unos chili nachos que resultó siendo un pegote de sour cream, pico de gallo, queso y nachos y unos granos de frijol cargamanto en representación del chili,  que tocaba comer con tenedor. Esto resulto siendo más ilógico que la fruta servida en la copa, se supone que los nachos son comida finger food ¿para qué el tenedor? Aparte no sé como los prepararon pero el sabor a cubo de caldo de gallina lo invadió todo, no hubo ni antibacterial que me quitara de las manos ese olor.


María una de mis amigas no probó los chili nachos porque no le gusta el tomate, entonces pidió un choripán. La mesera, que era una divina,  le explicó que en ese momento no tenía choripan pero si Alepan, con la debida explicación de que el choripan es argentino y el Alepan es Alemán. What?????  O sea que aprendimos que la palabra chorizo hace referencia sólo a un embutido argentino,  cuando se trate de otro embutido igual, se debe usar las tres primeras letras del país de origen del embutido en tripa,  es decir  acá se llama colpan, si la receta se hace en Chile es chipan y ecupan si fuera ecuador, y  así dependiendo del lugar.

Ya habíamos tenido suficiente por esa noche, así que pedimos la cuenta. La jarra valió $34.000, los chili nachos que salieron en $19.000 , más el 10% de la propina que venía incluida, fueron $58. 400. No nos pareció caro porque éramos cinco y cada uno pagó 12 mil pesos, pero es una experiencia para no repetir. Volvería al lugar un viernes o sábado pero sólo a tomar cerveza.