Pecositas: comer con las manos

Aplausos para los diseñadores de  los locales de Pecositas por derribar ese concepto que  local de venta de empanadas y demás fritos, debe tener paredes recubiertas en baldosín amarillo o naranja. Soy amante, enferma,  del estilo de decoración nórdica y una paciente en rehabilitación de la comida apanada, hojaldrada  y frita. Así que,  ir a Pecositas supone una guerra interna, entre querer estar en un espacio increíble y evitar a toda costa el palito de queso cheddar en hojaldre frito.  

Arranco con aviso parroquial: Después de elastizar mis neuronas por tres noches logré crear una manera de suscribirse al blog con mailchimp y así conseguir, que desde la comodidad de sus cuentas de email, les lleguen las últimas entradas, sin tener que entrar al blog directamente. Todo esto para pedirles que si les gusta lo que hago o si les sirve para algo, se suscriban en el link que aparece en la columna derecha donde dice ME SUSCRIBO YA.  Vendrán buenas cosas para los suscriptores de Manteles a Cuadros. 

Ahora si, Pecositas: estuve hace algunos días tomando el algo con #calichedice en el de Laureles, íbamos con la intención de leer un rato, cosa que nunca termino haciendo porque me entretengo con la gente que entra, la atención de los meseros, la decoración, en fin. Pedimos un palito de queso, dos lumpias, una coca-cola y un jugo. No me atreví a pedir café porque la última vez me dieron un café americano que está en el top de lo peor que he probado, tanto, que no me lo pude tomar del mal sabor que tenía, parecía hecho en olla de azufre. Horror. 

Les pongo una foto onda portafolio de Pecositas, porque en la que tomé quedó el palito de queso más parecido a un chicharrón que a lo que es. 

Pecositas nació en Envigado y durante muchos años se ha ido ganando su buena reputación por las ricas empanadas, con el tiempo ampliaron su oferta, orientada a finger food (cosas para comer con la mano) para picar y tomar el algo. También tiene alfajores, galletas y merengues. Con la apertura de otros locales en el Mall las Vegas y Laureles, incursionaron en los almuerzos. No los he probado pero no me seduce la oferta, debe ser una tontería mía pero prefiero quedarme con lo que mejor saben hacer antes que pedir una bandeja paisa  o unos raviolis de queso ricotta y espinaca. 

El Pecombo trae dos productos para elegir entre (palito de queso; lumpia, croqueta, pastel o muslo de pollo), una empanada y una gaseosa, todo por $12.000.  Aparte del palito de queso, una muy buena elección son las lumpias o el pastel de pollo. 

Como mencioné al principio, el diseño del local en Laureles es una de las razones por las que me gusta ir allí a pasar una tarde de domingo: paredes, sillas y mesas en blanco total. Dos salas, wifi gratis y buena conexión, además de un espacio amplio con patio y terraza donde el ruido no te hace abandonar la idea de quedarte.  Yo estoy enamorada de este piso y  de esta mesa. 

Pecositas tiene 2x1 todos los días, varía el producto por día y local. Los que están en Laureles reserven los martes que es 2x1 de palitos de queso y los viernes de croquetas (pollo, salmón, jaiba, camarón).

Nuestra cuenta ese día fue de $19.900. No incluyen propina porque  tienes que pedir en la caja, eso sí, después te lo hacen llegar a la mesa. He escuchado gente que dice que Pecositas es caro, claro, no es la empanada de iglesia que te cuesta  $400 y por $850  cada una, no es muy favorable la docena. Los palos de queso y los pasteles valen $4.500 y $5.000. Coincidamos que no es el precio de cualquier lugar de venta de fritos, pero la calidad justifica el precio. La recomendación es que aprovechen los 2x1 o pidan el Pecombos.