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25 de julio de 2015

La Fournée: alta panadería



Gracias a que crecí viendo tantas películas extranjeras, imaginaba de niña, que cuando grande (no más de 25 años, después me parecía que uno entraba a la etapa senil) iba a ir por una calle, una tarde de invierno  con  árboles sin hojas  y, sosteniendo en una mano, una bolsa de papel de donde sobresalía un pan gigante. En mi imaginación del futuro, iba rumbo a mi apartamento de soltera y el frío sobre mi cara no podía si no esquivarlo con la bolsa de pan. En ese entonces no había conectado la realidad de que vivía en un país tropical, donde no iba llegar el invierno después del otoño y que el pan era en bolitas, se llamaba pan tema y viene en bolsa plástica.

Todo este preámbulo para que tengan una idea de la felicidad que sentí cuando Ana María Corena me habló de la panadería francesa La Fournée, en el segundo parque de Laureles. Allí el espacio físico está destinado para las baguettes, los panes de romero y los croissant de chocolate y almendras. No hay mesas. Compras y llevas y, puedes irte en plena primavera - verano, con tu bolsa de papel y tu baguette  que te ayuda a cubrirte del sol. 

20 de julio de 2015

Comida peruana: Guido Gallia abre escuela en Medellín


Una cocina profesional no es un lugar idílico, hay calor contado en grados centígrados; una voz que se alza por encima de las demás dando órdenes,  ollas y sartenes en ebullición y cuchillos danzando. Es un lugar tan serio como un quirófano, el margen de error debe ser mínimo porque aunque se trata de comida, sabes que ningún cliente quiere ser el plato del error. 

Fui invitada a una clase magistral con del chef  peruano Guido Gallia, que abrió hace poco su centro culinario en Medellín, y como suelo hacer con muchas cosas de las que hago, convertí esa invitación en algo bizarro, al mezclar la clase que yo quería con la que había elegido Ana María (La maldición Ruiz). Ella me había advertido que no estaría en ninguna clase donde se picara cebolla o se manipulara pescado. La convencí de acompañarme, pero con su limitación hacia algunos ingredientes, terminamos sentadas al fondo del salón, viendo como más de 20 personas se maravillaban con todo lo que preparaba Guido Gallia. 

15 de julio de 2015

Kónico: la comida compacta

 
Tienes que tener un blog de reseñas de restaurantes para que no se te ocurra a donde ir a comer cuando tienes por delante cuatro horas de historias con  Santiago, un amigo que no ves hace dos años. Entonces, la ansiedad te lleva a un lugar al que te has negado a volver hace varios meses por la poca iluminación y porque las sillas  de madera bailan como mecedoras poco confiables. Se trata de Kónico de Laureles, muy diferente en ambientación al Kónico del barrio Provenza, a full de iluminación y con las sillas bien atornilladas.
  
Para el bien de todos, las sillas fueron reemplazadas y la iluminación mejoró mucho, Además nos atendió un mesero de esos que desde que te saludan les deseas lo mejor que la vida pueda darles. Amor puro e instantáneo. 

11 de julio de 2015

La Serenissima: La pizza romántica


Sacar a la pizza del imaginario de una caja de cartón que termina tirada al lado del sofá, mientras que un borde grueso de masa, se acomoda todo el domingo en la mesa de centro, como si mirara, junto a nosotros, una maratón de series por Netflix;  cuesta. Como lo es también quitarle la etiqueta de comida que resuelve las pocas ganas de cocinar. 

Como le viene pasando hace buen rato a la hamburguesa, en Medellín, la pizza también se abre lugar como opción gourmet y lo hace de la mano del chef Juan Manuel Barrientos, alumno del Bulli, el restó famoso del famoso  Ferrán Adriá. Barrientos es dueño del restaurante el Cielo y al frente tiene a la Serenissima Venezia, nuestra reseña de hoy. 

7 de julio de 2015

Nuestra primera cita



¿Han sentido un momento tan perfecto que duele?  Iba rumbo a la primera salida de este año de Manteles a Cuadros y había una luna inmensa, un cielo despejado y yo sólo pensaba en lo perfecto que era ese instante.  En Malevo, #Calichedice esperaba en una mesa amplia, que supe que no se iba a llenar, pero estaba tan feliz que eso no importaba.

A la primera cita, que tantos pidieron, acudimos #Calichedice y yo, Ana María Ruiz y Ana María Corena, y todo seguía siendo tan perfecto que dolía. Para #Calichedice era un poco estresante que no llegara más gente, pero lo bueno que tienen estás convocatorias es que el espacio está dado y no importa si son dos, cuatro o veinte personas, quien se suma cuenta como si tuvieras el estadio lleno.