Nueva York: segunda parte

Dos cuadras llenas de restaurantes pequeños de distintas nacionalidades con menú fijo y precios bajos en pleno Manhattan,  una repostería famosa por sus cupcakes y por una serie de televisión y un restaurante con una de las vistas más increíbles sobre Columbus Circle, hacen parte de esta segunda entrega de Nueva York.

Como les conté en  la primera parte es imposible comer mal en NYC , a no ser de que sea una elección personal o que no estén dispuesto a moverse de Times Square.  Tampoco hay que tener un presupuesto desorbitante, un turista promedio, puede en Nueva York, probar diferentes cocinas del mundo sin que se le vaya el cupo completo de la tarjeta de crédito en esto.

Restaurant Row

Uno de los sitios más visitados de Nueva York es Broadway, si están por la zona,  la sugerencia es que caminen hasta la calle llamada restaurant row, que queda detrás de los teatros, exactamente en la calle 46, entre la 7 y 9na avenida. Son dos cuadras llenas de restaurantes pequeñitos de diferentes nacionalidades que ofrecen menú fijo y a precio módico. Desde que incluí visitar estos restaurantes  por recomendación de Carolina Aguirre  del blog Wasabi en Planeta Joy, quería comer ahí todos los días, pero caminas tanto y hay tanto que probar que solo concrete mi deseo una vez.   

Entramos a Ocha Sushi un día entre semana tipo 3 de la tarde, y solo éramos #calichedice y yo en el restaurante. Al mediodia (de 12 a 4) hay menúes especiales. Nosotros pedimos el Bento que cuesta US 9.95 y viene con una sopa miso y una opción de teriyaki, tempura y rolls.  Yo pedí rolls california, pollo teriyaki y calamar tempura. Por la noche también hay menú fijos, varían un poco en el precio ( 3 o 4 dólares más)  y le agregan cualquier cosita más sofisticada. la  dirección exacta es 350 West 46th Street (Between 8th and 9th Avenues)

Al precio del menú hay que sumarle la bebida y la propina, creo que en total fueron  US$15  por cada uno. Un muy buen precio teniendo en cuenta en que ciudad estás, el cambio del dólar y la calidad de la comida. Vayan a restaurant row las veces que puedan, tienen para elegir comida de Brasil, Italia, Japón, Tailandia, China y todo en dos cuadras.  

Magnolia Bakery

Para los seguidores, bueno, creo que es más para las seguidoras de Sex and the City, esta es la famosa repostería a donde iban los personajes de la serie, al menos eso dicen, porque nunca vi más de dos capítulos  No soy muy del universo femenino enfocado en lo que nos pasa con los bolsos, los zapatos y los hombres. En fin, Magnolia Bakery tiene muchas sucursales, incluso en otros países. Nosotros fuimos a la de Bleecker Street y donde hay una foto de Carrie Bradshaw y sus amigas. La gente hace fila afuera para entrar porque el local es ínfimo. Entras en forma de fila india, das una mirada rápida al mostrador, avanzas en la fila y estás en la caja; pagas, entregan y sales.  Eso en 2 minutos, como mucho. 

La gente del vecindario compra directamente para llevar, pero si eres turista y encima fanática de la serie, caminas dos pasos y hay un parque con mesas para comer tranquilo.  Eso si, reserva comida para los cientos de pájaros que se te acercan. La especialidad en Magnolia Bakery son las cupcakes, Nosotros pedimos  una red velvet , otra de limón y otra de pistacho, más dos cafés grandes. Te empacan las cupcakes en una cajita amorosa. Estas minitortas eran especiales y costaba cada una US$3.50, hay otras más sencillas desde US$3.00

Les dejo la foto de mi momento Magnolia Bakery donde  se puede ver en mi cara que estoy  por llegar al límite de la gordura que gane en este viaje. 

Restaurante Robert

Ubicado en el último piso del Museo de Artes y Diseño en  Columbus Circle,  Robert tiene  una impresionante vista de Central Park y Broadway. Como no todos pueden tener la ubicación privilegiada,  hay espejos puestos estratégicamente en todo el salón para que desde cualquier mesa puedas ver un pedazo de ciudad. Fuimos invitados por  Christian, un primo que ama este lugar y que reservó una mesa pegada del ventanal que da a Columbus Circle. 

Eramos cuatro personas y pedimos varias entradas para compartir: una burrata con jamón serrano, un tuna carpaccio  y otra de calamares. Las entradas cuestan cada una US$18  es comida rica, cero pretenciosa y que junto a la vista que ofrece de NY, dan ganas de volver. 

El pan de Robert es simplemente adictivo y la mantequilla, preparada en el mismo restaurante, no te deja abandonar la adicción. Cuando trajeron los platos fuertes estábamos  al tope de la llenura, yo pedí una pasta con camarones que estuvo riquísima y no me acuerdo que pidieron los demás. El promedio de plato fuerte es de US$38.  

También pedimos postre, una botella de champaña, un par de cervezas y unos cócteles. Teníamos un mesero atento a servirnos al menor pestañeo. La cuenta, US$380 (aunque habíamos sido invitados)  fue escandalosa para #calichedice y para mí. Eso sumado a los US$120 que con la mejor onda dejó de propina Christian, disparó la cuenta US$500. El mesero se deshacía en sonrisas y hasta nos acompañó hasta el ascensor.  Mi tía nos dijo que ese era el gasto estándar en Nueva York cuando comes en un buen lugar, para mí fue inevitable no hacer la conversión en pesos y pensar que era una cuenta de $1.200.000.

Queda una última parte de Nueva York y espero no cansarlos. Es una ciudad que puede ser el paraíso para un blogger foodie, si fuera una new yorker se imaginan la cantidad de post qué tendría que escribir por semana y el sueldo qué debería ganar para costearme estas reseñas? Bueno, con los pies en la tierra es mejor. Acá nos quedamos. 
Atentos que se viene un encuentro con los foodies de Manteles a Cuadros. Estaré informando.