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20 de septiembre de 2015

Zeta: un griego sin onda


El auge de turistas aumenta la oferta gastronómica,  lo curioso es que esa oferta muchas veces no tiene que ver con la comida local. Es así como, caminar por Provenza es hacerlo por Babel, hay comida de la India, mexicana, japonesa, peruana y griega, caso Zeta. 


A Zeta fuimos con #calichedice y Caro Acosta después de un intento fallido de reservar en un restaurante que me habían recomendado de comida vietnamita, en Envigado. Era sábado, y por  la hora, tipo 7 de la noche, Zeta estaba muy solo, igual a mí el ambiente ya me pintó tristón, y a esa impresión se le sumó el mesero que nos atendió, que era un poco fúnebre. Traté de ponerle conversación pero solo logré sacarle que era de Haití, seguro mucho español no entendía y por eso no era el más festivo de los meseros.






Afuera hay unas mesas sobre unos platos rotos (costumbre griega) se ve lindo pero incómodo, encima de que debes tener menos estabilidad que el dólar, tenés que estar a cuatro ojos para que no te roben el bolso. Nosotros preferimos sentarnos en la terraza. Caro pidió una limonada de sandía, yo una de pepino y #calichedice una cerveza.  La limonada de pepino estaba rica pero al clima, así que mucho gusto no le saqué. Hago parte de ese ghetto que no soporta  que las bebidas que deben ser frías, estén tibias. 


Como entrada compartimos una pita creta, buenísima. Está hecha con queso feta, yogurt griego, kalamatas (un tipo de aceitunas negras) y vegetales.  Volvería, solo por comer esta entrada. Les quedo debiendo la foto porque estuve haciendo limpieza en el celular y se fue ahí. 



De plato fuerte Caro y yo pedimos pastitsio, un tipo de lasagna de carne horneada y gratinada. Tiene la estructura que conocemos de lasagna, con capa de pasta, capa de carne y así hasta llenar el molde, pero el pastitsio además tiene un tipo de fideo mezclado con la carne. Es como comer lasagna con espaguetis. Al principio tanta textura pastosa me parecía extraña, pero a lo que no logré acostumbrarme fue a lo simple, comía y estaba esperando  el sabor salado en el siguiente bocado, pero nunca apareció.  No pediría este plato si vuelvo.


#calichedice que pidió un saganaki de langostinos que es una cazuela de langostinos gratinada con quesos feta y kefalotyri.  Lo probé y estaba rico, le pregunté que tal, y como siempre su respuesta parca: bien - agradezco que no es él quien escribe porque esto sería el blog de todo bien-



Hay algo que uso como medidor particular de si debo volver o no a determinado restaurante, si una vez que salimos del sitio, el resto de la noche no se habla de la comida y ni me acuerdo de ese reciente momento, es porque no hubo una experiencia más allá de satisfacer la necesidad básica de comer.  Con Zeta me pasó eso, hubo un sabor en especial que me gustó: la pita creta, pero no es suficiente para hacerme regresar.  Nuestra cuenta fue de 132.500 con propina incluida. El pastitsio cuesta $18.000 y el saganaki de langostinos $36.000. 

Como siempre les digo, este blog parte de una experiencia personal mía como cliente, puede que ustedes les suceda algo distinto, y ojalá si es así, me lo hagan saber con comentarios, para que sigamos alimentando ésta larga conversación foodie. 


Información: 

Dirección: carrera 35 No.8A-80 (Provenza- El Poblado)
Teléfono: (4) (4) 2660941
Precio aproximado: Entre $25.000 $ 40.000 por persona 
Comida: 8
Ambiente: 6
Dato a tener en cuenta: es zona de parquímetros y que se ocupa muy rápido. 
Forma de pago: efectivo, débito y crédito Visa, Mastercards




3 comentarios:

  1. Mmm yo ya ni recordaba el plato que pedí... y la entrada tampoco. Creo que en estos casos queda más el recuerdo de lo no tan bueno, que de lo bueno. Como el popular dicho, "borran con el codo lo que hacen con la mano". Yo recuerdo el mesero :(

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  2. Tenemos que volver a salir para mejorar la experiencia. Besos

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  3. A mí me fue muy bien, fui con dos amigas, pedimos dos entradas, y un plato fuerte para compartir. Muy bien servicio, un mesero muy atento y amable, definitivamente volvería

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