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11 de mayo de 2015

Déjame que te cuente: una historia de buena carne


Tiene los elementos clásicos de una historia de éxito, el nombre, un inicio de bajo perfil y clientes que han pasado, de voz en voz,  las maravillas que allí se cocinan. Déjame q´ te cuente es un restaurante que nació desde las brasas, no desde el marketing y la apariencia. 

Ubicado en la que era la zona cool de Medellín en los años ochenta,  Dejáme q´ te cuente está lejos de los circuitos gastronómicos de moda. Esta parrilla  que ni siquiera tiene un aviso gigante, creo, que ni siquiera tiene aviso, queda a una cuadra exacta de la entrada de la UPB sobre la carrera 70. Todas sus mesas están en la calle porque el escaso espacio del local está reservado para una cocina a la vista de todos.





El nombre viene por la pasión que tienen sus dueños por Frida Khalo, cuentan que la pintora mexicana siempre iniciaba  las anotaciones en su diario con la frase:  Déjame q´te cuente.  Incluso si van muy seguido se van a topar con la mascota de los dueños, que también se llama Frida.



Conocí este restaurante  tres años después de su apertura, con la mala fortuna de ir a almorzar un domingo soleado. La sensación térmica escapaba a cualquier comprensión humana: al local le da todo el poniente, las carpas rojas que cubren las mesas, elevan su temperatura al máximo y, al estar a solo dos metros de una parrilla a carbón rojo, fue como comer marinado en tu propio jugo. Igual no me iba a ir así saliera deshidratada. 

Esa vez #calichedice y yo pedimos, cada uno, un chuzo de punta de anca. La porción y los acompañantes son suficientes para que cuente como un almuerzo completo. ($18.000)



La segunda vez que fui a Déjame q´ te cuente  fue de noche para evitar el calor. Me arriesgué a llevar a Ana Lucía, una amiga que es mi test gourmet. Si ella come un bocado de algo y su gesto es de satisfacción, ese lugar está hecho para triunfar. El paladar de Ana ha sido entrenado en los mejores restaurantes, pasando de Suiza a Tokio, Nueva York, París, Barcelona, San Sebastián, Buenos Aires e infinitos más. 

Pedimos de entrada un chorizo, y el éxtasis en la cara de Ana Lucía me dio la razón de que este sitio es una de las mejores parrillas que hay hoy en Medellín. Yo repetí con el chuzo y entre Ana Lucía y #calichedice acompañaron la comida con botella de vino. 



El dueño es un chico con pinta de ponerle mucha onda a la cocina, aparte de haber estudiado muy en serio el tema de los asados.  Se llama Simón y cuando puede es quién se acerca a la mesa para explicar cada corte de carne.

Déjame q' te cuente tiene una alta demanda, a veces hay que esperar un poco. Las mesas  redondas siempre son buenas para optimizar el espacio, pero no sé si es que las sillas son demasiado aparatosas o el espacio es tan poco que se ve todo muy apretujado.


No esperen que les lleven la carta a la mesa, la barra es de pintura de tablero, donde están expuestos todos los alimentos y bebidas y sus precios. Entre las carnes están los cortes de vacío, entraña, t- bon, punta de anca y chuletón. 

La cuenta que pagamos la última vez fue de $102.000. por un chorizo, dos chuzos de punta de anca, una entraña, una limonada de albahaca, una botella de agua  y una botella de vino.Tengan en cuenta que no incluye la propina en la factura ( gesto que se valora), pero tampoco sean desagradecidos con el servicio y paguenla.
 
 

Déjame q´te cuente  es para repetir, además  es de esos lugares que te hacen amar ser foodie. Es que ir por una calle cualquiera y encontrar un sitio donde la prioridad es la buena comida y el servicio, es para enamorarse y volver , volver y volver.



Resumen informativo:
Dirección: Carrera 70 con circular 2da No.69-32, Medellín
Teléfono: (4) 2608321

Precio aproximado:  Entre $25.000 y $ 40.000 por persona 

Comida: 10

Ambiente:  6.5

Dato a tener en cuenta: Es mejor ir en la noche o entre 12 y 1 de la tarde, antes de que pegue el sol.

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